-Cuatro triatletas del Stadium Casablanca entre los 75 mejores de España. 11ª posición para Daniel Tolosa.
Es Bañolas el tiovivo del triatlón nacional, vueltas y vueltas al lago, una detrás de otra, primero en bici y después corriendo. Y este año más, los triatletas iban a ir en soledad, bien alejados los unos de los otros y echando de menos el rebufo, los ataques, los picos de vatios. Un carrousel de trotones que se acoplan como pueden acurrucados sobre el manillar y echan de menos la cabra, porque es distancia olímpica, y la vuelta a la normalidad es esto, un nuevo triatlón de mismas distancias pero guardándolas con el resto; pero ya es algo, ya es triatlón.
Sin embargo de una semana para otra todo cambia y Banyoles ya no es Pontevedra, y se vuelve al tri de antaño, todos juntos a por la misma boya, a por el mismo escapado que echa de menos la distancia de seguridad. Codazos y coger pies. Una copa de Europa al día siguiente no puede ser no drafting, paradojas, y precipita una vuelta a la normalidad con cuatro del Stadium entre los 75 mejores triatletas de España; algo inédito.
Es Bañolas un carrusel también de sensaciones, todas de ellas nuevas pero intentado recuperar las viejas, algunos antes que otros, y otros mejores que nunca. De pronto ‘pluf’ un atleta se desinfla como pocas veces le había pasado, porque el rodillo y las gomas hacen magia, pero no son asfalto y agua. Otros sin embargo no encuentran el tope y siguen y siguen, varios de ellos antiguos verderoles ahora más de azul. Un percherón británico es de esos, mucha planta y todo piernas sin conocimiento, que avisa, que ha estado bien pero que tiene mucho más, que ya saldrá. Gibson nada sin talento, mueve vatios sin conocimiento y corre como los ángeles: una 31° posición para nuestro zaragozano de Birmingham, de esa camada de niños que lo siguen siendo, pero con cuchillo entre los dientes; Jaime Martín, Javi Álvarez (que no el abuelo)… y ayer el Tolosa pequeño. Al becario por lo visto lo mismo le da en este regreso, tan cualificado en duelos de calculadora como para duelos de emboscadas y toque de corneta. Bañolas fue de los segundos, una guerra vietnamita sin cuartel.
Nadó muy bien, peleó en bici y corrió mejor. Se agruparon los tres primeros pelotones en ciclismo a base de relevos y coordinación, para bajarse a correr un grupo de esos que asustan. Hasta el rabo todo es toro dicen los entendidos del deporte, y bien lo confirmó Daniel para una remontada de campeonato, y un resultado mejor: un 11º de España como nunca antes se había visto en Aragón.
Por detrás Alejandro y Javier Álvarez -60 y 56º-, esta vez sí, el veterano, una suerte de Valverde prepandemia que se pone el mundo por montera, incluso los años. Sí envejece, pero no se le nota, con el míster los dos de la manita y hasta la meta. Más rápido, más alto y más fuerte que en Pontevedra como el lema olímpico de Coubertin; simplemente, porfiando.
Stadium Casablanca, 14º por equipos en el Campeonato de España de Triatlón por relevos mixtos.
No da tregua la situación covid, como para poder dar un respiro a los machacados triatletas. Suspiran por la noche piernas en alto y se preparan para el día siguiente, que además, requiere de un cambio de paradigma: distancia olímpica para el sábado, supersprint de menú dominical (1500m/6,6/3,3). Es esta distancia un dracarys de salida, que dicen en el Movistar Team, ataque desde el banderazo y 200 de pulso, con un cuarteto muy joven: Irene Moro -Daniel Tolosa – Gala Ortega – Roberto Gibson. La juventud divino tesoro tiene mecha, pero aún le falta unos meses de maduración, por lo que tocó remar hacia delante. Aún así estupendo resultado y mejor equipo aragonés, que cada vez está más delante en el triatlón nacional, más rápidos, más altos y más fuertes.
Jorge Tolosa/ Banyoles.