Cronica IBONES Y PICO DE LABAZA
Primera salida del calendario de actividades del curso 2021 – 2022, con un pronóstico del tiempo bastante, bastante otoñal. Miraras la página que miraras, la cosa estaba clara: la lluvia se apuntaba también a la excursión. Pero como bien dice un proverbio japonés “la lluvia sólo es un problema para los que no se quieren mojar”, y no íbamos a permitir que esta incómoda compañera de viaje nos estropeara demasiado los planes.
Con este espíritu salimos del Museo Pablo Serrano a las 7.00 de la mañana. Faltaban muchos de los habituales, que por diversas circunstancias no se pudieron apuntar
(problemas físicos, vacaciones, temas familiares… o simplemente por no querer mojarse). Por contra tuvimos bastantes caras nuevas que dieron mucha vida a esta primera salida: Carmen y Daniela (la cascabel del grupo), Raquel, Oihana y Raúl, Santiago… bienvenidos de corazón a todos.
Tras la habitual parada para el café, esta vez en la cafetería de la gasolinera de Biescas, enfilamos hacia el balneario de Panticosa. Allí no llovía, pero el cielo estaba gris y los picos, cubiertos. En un principio la idea era ascender a los ibones y al pico de Labaza, pero viendo el tiempo que hacia en las alturas y la hora de nuestro comienzo a caminar, ya vimos que el pico no era una opción. Según como fuera evolucionando el tiempo y las fuerzas de cada uno, se llegaría hasta los ibones o se haría alguna otra ruta alternativa.
Encabezados por Pepe, comenzamos a caminar, primero por un sendero de bosque, luego por piedras. Zeta tras zeta, pedrusco tras pedrusco, llegamos a una bifurcación de donde parten dos senderos, uno hacia Brazatos a la derecha, y otro hacia Labaza a la izquierda, por donde continuamos la ascensión hasta la tubería (un nuevo cruce hacia Brazatos). Aquí un grupito dirigido por Pablo se escindió, tomando el camino hacia la derecha, siguiendo la tubería que conduce agua desde el ibón de Brazatos Superior. El resto continuamos zigzaceando pendiente arriba. Siguiendo los mojones, por un camino ya no tan evidente, llegamos hasta un pequeño mirador sobre el balneario. Aquí paramos a comer algo y a hacer algunas fotos. Viendo el panorama climatológico, otro grupo decidió comenzar a bajar despacito, mientras los cinco restantes continuamos ascendiendo para asomarnos por lo menos a los ibones de Serrato. Y así lo hicimos. Hacía bastante fresco y viento, y no nos entretuvimos demasiado, justo el tiempo para que Santiago bajara a tocar el agua del ibón.
Deshicimos el camino, en la bifurcación tomando el camino de la tubería para luego descender por el sendero de los ibones de Brazatos, donde nos unimos con el segundo grupo. Hasta ahora nos había respetado el tiempo, pero ahora comenzó a chispear y a caer un granizo chiquito que nos obligó a sacar capas y chubasqueros, convirtiendo nuestra hilera en la acostumbrada oruga multicolor. El chaparrón duró poco, y llegamos al balneario prácticamente secos. En total el recorrido fue de unos 9 kilómetros, con un desnivel de aproximadamente 850 m, según wikiloc.
Ya abajo comimos todos juntos en la terracita de la Casa de Piedra, con las correspondientes cervecitas y cafés. Y vuelta a Zaragoza, contentos de no habernos dejado engañar por los pesimistas pronósticos del tiempo, con la cabeza pensando en las futuras salidas…
Paula