Bolea – Sierra Caballera – Bolea
Hola familia!!
Qué sería de una crónica sin sus fotografías producidas por nuestros andariegos de las montañas?
Esos paseantes tranquilos, observadores de las estaciones, que atrapan sus colores. He estado con ellos en las andadas y cumbres y me conmueve su amor a los seres, a las piedras, a las ramblas y picos y a los celajes. Son naturalistas del conocimiento y de la emoción. Cuando miran aquí y allá, cuando se deslizan entre los roquedales en busca de una instantánea, parecen poseídos por la naturaleza más exuberante. Nada les pasa inadvertido. Y lo reflejan, en primer lugar en su retina, lo fijan en su memoria y en su cámara de fotos, o móvil y les gusta mandarlo. Contar el paisaje es inclinarse hacia el éxtasis de la luz, ahondar en su historia y en la temperatura inefable del tiempo: ese aire transparente y denso que se disuelve en pureza y verdad.
Las montañas les hablan, les musitan, suspiran para ellos.
José Luis, Antonio, Ricardo, Pablo, Cristina, Begoña, Ramón y otros anónimos que por no recordar sus nombres no dejo de tenerlos en cuenta.
Día 6 de Abril
Erase una vez un rincón perdido llamado Bolea, allá, a los pies de Sierra de Caballera, Bolea, el pueblo de las cerezas Sarracenas, antesala de nuestra excursión; son lugares tan interesantes que muchas veces resultan irresistibles de venir a conocer.
Un pugilato dialectico con la empresa de autobuses; primero nos confirman que No Problem, bus de cuarenta plazas concedido, el viernes niegan la mayor, dicen que solo disponen de uno grande, (eso sí, casi a estrenar). Ante esa situación había que improvisar y cambiar de proyecto. Al parecer los autocares disponibles eran de mayor tamaño que el solicitado y, no eran aptos para en recorrido de nuestra jornada.
Como no hay mal que por bien no venga, creemos haber acertado, pues las manifestaciones posteriores así lo han confirmado.
El lugar elegido para la ocasión ha sido “La Sierra Caballera”. Aunque la comarca de la Hoya de Huesca tiene una referencia visual muy clara y evidente, como es la silueta del Gratal, nuestra opción no desmerece. Se encuentra casi a la misma altura y con un recorrido interesante.
El día amanece triste y el tiempo revuelto, las previsiones poco prometedoras, pero los ánimos en perfecto estado.
Hemos parado en Ayerbe para almorzar. Consu, Paula y Pepe Gargallo, se han provisto de morrillo propio del lugar y, algunos hemos dado buena cuenta de ello.
La Sierra desde la lejanía, aparecía con nieblas como si fueran una gasa húmeda ocultando y acariciando la vegetación de la zona.
Una vez en Bolea, una tregua atmosférica ha hecho albergar esperanzas a la peña.
El camino comienza suave, pasando por fincas y alguna pequeña balsa de regadío. Pronto llegamos a un cruce, a nuestra izquierda está la ermita de la Trinidad. Un poco más adelante, otro cruce, a la izquierda iniciamos por un buen sendero el comienzo de la ascensión y, aparecen los rigores en forma de nieve de este caprichoso mes de Abril.
Cuando vas acompañado de fogosos tertulianos, asciendes sin darte cuenta, sólo llama la atención Pepe Cubero vareando las ramas del arbolado como los recordados colchoneros laneros y, despojarlas de nieve.
El sendero cubierto de nieve, se parece con sus zig-zag al estilo tourmalet, pero los desniveles son suaves. Coronamos el collado del pozo de nieve de Mata Menuda y hacemos una pequeña parada para ver el pozo y su cartel explicativo. La posé de Juan sobre un manto niveo llama poderosamente la atención, el gracejo de este chico no tiene parangón.
Pepe ejerce de maquinista y arranca llevando detrás como vagones al resto, eso sí, el ritmo perfecto ante la inclinación que va surgiendo.
Cada vez hay más nieve, y la primera ante cima, aparece como un gran merengue suizo de punta roma. Ahí mismo está el vértice geodésico del Pico Naviella (1517 mts), primera cota de esta sierra, pequeña guerra de bolas de nieve hasta alcanzar un armisticio. Seguimos un poco y alcanzamos el punto más alto de la Sierra (1563 mts), las vistas merecen la pena, La Sotonera, el Castillo de Loarre, pueblos de la redolada, hacia el Sur unas nubes gigantes en forma de aterradora cortina oscura, la cara Norte del Gratal, etc.
Tras echar las fotos cimeras, de chicas solas, de chicos solos, de ………
El retorno ha resultado cómodo. En tres horas estábamos todos en el autobús.
La comida en un Bar del pueblo ha puesto el broche a una excursión en la que hemos sido afortunados, contentos por el esfuerzo realizado y, por haber conocido una nueva zona de nuestra tierra aragonesa.
MAC