Es Avilés el jardín privado de Fernando Zorrilla, su paraíso, su Meca particular. Conoce cada curva, cada recta y cada rampa junto a la ría, aunque sea nuevo el circuito, porque es su feudo y su dorsal número 1 así lo acredita.
En la era postpandemia cosas cambian, pero la esencia permanece. Vuelven las sonrisas, los abrazos y los corros narrando batallas; vuelven los pelotones, los ataques y los watios descontrolados. Volvemos al origen, fin de llaneros solitarios con acoples de percherón manteniendo las distancias.
Último domingo de abril. Campiña asturiana. Valles verdes. Chimeneas de viejas fundiciones apagadas y público en las cunetas. Vuelven muchas cosas pero se respiran novedades, porque esa esencia tiene nuevos aromas. Ahora nuevos niños prodigio que marcan el ritmo, y qué ritmos, endiablados, y sobre todo sostenidos, para una primera 5k de locura que asfixia hasta al más rápido, y que sube a la bici a golpe de calambre. Y no solo eso, porque en bici ya no sobreviven si no que encima atacan y retuercen la cadena sin mirar el garmin. Todo sensaciones y todas malas, porque aquí gana el que mejor las lleva y disfruta de ellas.
Valles verdes para pelotones multicolor, y en esa marabunta, nuestros verdes, algunos veteranos y también niños prodigio. Corren Zorrilla y también Sergio Latorre en cabeza, sobreviven e incluso marcan paso, que no consiguen salir al ataque clave de bici, aún atufados de sobreesfuerzo, pero que se recomponen para firmar un 7º y 9º puesto de divinas proporciones, para nada más entrar en meta, sacar la calculadora. Con la 21ª posición de Daniel Tolosa el resultado es claro: 3º de España por equipos.
En el triatlón moderno, en valles verdes: verde esperanza, porque hay presente y además futuro. 9º Latorre y 21º Tolosa, más matemáticas en línea de meta al entrar Javi Coscolla, también Sub23, el 47º: subcampeones de España por equipos Sub23. Poco después de Daniel, Lucas Aurell, 24º, revelación del año y ciclismo de ataque por antonomasia, una carrera más. Dinamita pura.
Marta Borbón y Clara Playan entre la élite. GGEE y Escolares.
Destaca Avilés por la mezcla ecléctica de tradición y vanguardia, románico y Niemeyer de la mano. La carrera femenina es homóloga de la masculina, donde lo nuevo y lo viejo van de la mano para dar lugar al nuevo duatlón. Y en ese caos, surgen Borbón y Playan, cada una con su estilo, con sus fortalezas y -escasas- debilidades, para pelear entre las 100 mejores deportistas de nuestro país.
Dijo el arquitecto de Brasilia que la plaza de su centro cultural era “una plaza abierta para todo el mundo”, y con esa filosofía, todos los GGEE se reunieron allí para maravillarse del brasileño y conciliarse con el deporte. En ese contexto, Mario de Miguel se llevo un regalo a su constancia, una demostración del buen hacer, con una plata en su grupo 25-29. Nombrar también a Vanesa Manso (9ª) y Alejandro Álvarez (41º) en sus respectivas clasificaciones.
Sin embargo, la élite, la crème de la crème, tenían su campo de batalla particular, todo espectáculo y mareo continuo, dando mil vueltas por el casco antiguo para deleite de Playan, reina ella de KOM’s, dueña y señora de la carretera de Valencia donde entrenamos. 21ª Clara, Marta se coló en el Top15, siempre constante y guerrera para demostrar que su fichaje este año vale millones.
El sábado, bajo viento y marea asturiana, destacar las 5ª posiciones de Irene Moro en Junior y de Javi Álvarez en Juvenil, relevos seguros de nuestros actuales mejores espadas. Sofía Lozano (37ª), Ariadna Rubio (54ª), Raquel Bravo (88ª), Marta Moro (89ª) y Diego Galván (14º) entre los juveniles; Benilde Candial (14ª), Ainhoa Oyarbide (22ª) en junior; y Candela Candial (11ª), Eva Izquierdo (56ª), Sara Pastor-Peris (67ª), Adriana Oyarbide (84ª), Sara Lozano (87ª), María Martínez (100ª) y Leyre Cazorla (127ª) nos representaron entre las categorías escolares.
Ahora, ya por delante, un único objetivo: triatlón.
Crónica: J.Tolosa.